La cerámica, un arte que combina tierra, fuego y creatividad, ha sido parte de la conversación global durante milenios. Desde las rutas comerciales de la Dinastía Tang hasta los palacios renacentistas, estos objetos han transportado cultura a través de fronteras, convirtiéndose en símbolos de estatus, mercancías y piezas de historia disputada. Su valor ha sido moldeado por la estética, la economía y, en tiempos recientes, por la tecnología.
En un laboratorio de la Universidad Putra Malasia, esta rica herencia se encuentra con el silicio. Investigadores de esa institución, junto a colegas de UNSW Sydney, han desarrollado un sistema de inteligencia artificial capaz de clasificar cerámicas chinas y predecir su valor con una precisión sorprendente. Este innovador instrumento utiliza aprendizaje profundo para analizar motivos decorativos, formas y técnicas específicas de hornos, logrando una precisión en las pruebas de hasta el 99% al predecir categorías de precios basadas en datos reales de subastas.
Un enfoque tecnológico para un legado antiguo
El sistema es impulsado por una NVIDIA GeForce RTX 3090, una GPU destinada al consumidor y popular entre los gamers. Siqi Wu, uno de los investigadores involucrados en el proyecto, explica que no se trata de hardware especializado ni de centros de datos; simplemente es el mismo chip que permite disfrutar juegos como Cyberpunk 2077 y Alan Wake 2.
La motivación detrás del proyecto es tan antigua como las rutas comerciales que alguna vez recorrieron estas cerámicas: facilitar el acceso a la experiencia, pero en este caso se trata del acceso a conocimientos especializados más que a bienes materiales.
Transformando la valoración cultural
“La valoración y datación de artefactos aún dependen en gran medida del juicio experto”, señala Wu. Esta experiencia sigue siendo difícil de obtener para coleccionistas jóvenes, instituciones pequeñas y proyectos digitales. El equipo busca cambiar esto al hacer que la evaluación cultural sea más objetiva, escalable y accesible para un público más amplio.
No se limita solo a la clasificación. El sistema combina su modelo de detección basado en YOLOv11 con un algoritmo que ha aprendido sobre el valor del mercado directamente a partir de años de resultados reales en subastas. En una prueba concreta, la inteligencia artificial evaluó un artefacto de la Dinastía Ming en aproximadamente un 30% por debajo del precio final alcanzado en la subasta. Esto demuestra que incluso en una industria profundamente arraigada en la tradición, los algoritmos pueden ofrecer nuevas perspectivas.
Nuevas fronteras culturales
Estas perspectivas no solo cuantifican el patrimonio; también amplían el diálogo cultural. El equipo ya está explorando aplicaciones de IA para otras formas del patrimonio visual cultural, desde trajes operísticos cantonés hasta murales históricos.
Por ahora, una tarjeta gráfica diseñada para videojuegos está desentrañando siglos de destreza artesanal e ingresando a uno de los debates más antiguos y globales: ¿qué hace que algo sea valioso?