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…Y al final, el móvil

Los nuevos terminales y la cada vez mayor capacidad de las operadoras está acelerando la primera de las grandes revoluciones de este Tercer Milenio: la informativa. Es cierto que se inició en el último tramo del siglo XX, pero la gran ola, la “tormenta perfecta” está llegando como un gigantesco tsunami a las costas de nuestra civilización de forma imparable.
El móvil es ya el gran medio informativo para una mayoría creciente de ciudadanos. Aquí, en la palma de la mano, en apenas 6x10x1 centímetros está el universo. Desde ese pequeño satélite personal que llevamos en el bolsillo podemos acceder a cualquier información, desde cualquier punto, de forma puntual e inmediata. Nos asomamos a la última noticia y podemos documentarnos en los archivos de una Universidad o un periódico, y hasta podemos entrar en la inmensa blogsfera que se extiende sin límites.

Por encima de la prensa escrita, superando a la televisión y a la radio, el móvil es y va a ser aún mucho más el gran medio de comunicación del siglo XXI. Así lo entienden dos generaciones que han crecido con él, y así lo están percibiendo los grandes conglomerados empresariales, desde las finanzas a la tecnología, con todo lo demás en medio.

Tiene además la ventaja de ser interactivo: con el móvil nos convertimos en protagonistas de la noticia, en reporteros de la noticia, en analistas de la noticia. Casi sin intermediarios. Y eso es una revolución de un alcance insospechado: con todos sus defectos y virtudes, con todas sus ventajas y sus inconvenientes. Cada paso que se da en el inmediatez y en la rapidez con que trasladar a todo el mundo un acontecimiento se da un doble paso: por un lado se gana en libertad y por otro se está más indefenso ante la manipulación. Dos caras de la misma situación. Algo inevitable y a lo que hay que hacer frente con mayores dosis de formación e información. También de participación.

Podemos hacer tantas cosas desde nuestros terminales que es una auténtica pasada el probarlas una a una: podemos ver nuestra casa desde el espacio, podemos comprar en cualquier lugar del mundo, podemos reservar una entrada, un vuelo. Podemos hablar cara a cara con quien nos apetezca, podemos filmar un pequeño video, hasta hacer una mini película. Tener un archivo de nuestras fotos. Controlar nuestras finanzas, convertir el móvil en nuestra secretaría particular. Podemos jugar, tener nuestra propia discoteca. Por poder, podemos hasta hablar por teléfono. Y es que …al final de casi todo, está el móvil.
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